domingo, 31 de diciembre de 2006

Nostalgia

Frederick McCubbin (1855-1917)

Hace ya diez años
que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Quien vive de prisa no vive de veras,
quien no echa raíces no puede dar frutos.
Ser río que corre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,
es triste, y más triste para quien se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.
Quisiera ser árbol mejor que ser ave,
quisiera ser leño mejor que ser humo;
y al viaje que cansa
prefiero el terruño;
la ciudad nativa con sus campesinos,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho….
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo;
y entonces comprendo que el camino es largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
que el paisaje es mustio…
¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos…! Todos rodearán mi asiento
para que les diga mis penas y triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré en esta frase de infortunio:
-¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!

José Santos Chocano (1867-1935)

Entre la soledad y el deseo

Paul Louis Delance (1848-1924)

Peligrosamente me paseo
a la orilla de la soledad.
Con unas ganas locas de tirarme,
pero sé nadar.

Inoportunamente viene alguien;
me escondo,
le veo pasar,
se me quita la gana de momento,
la gana de callar…..
Después sigo trepando el espinoso
y atractivo risco
de la soledad.

Gloria Fuertes (1917-1998)

La pipa

Thomas H. Hope (1832-1916)

Soy la pipa de un escritor:
dice bien claro mi pergeño
de cafre, que tengo por dueño
un refinado fumador.

Al agobio de su labor
se agita mi flabel risueño
igual que el penacho hogareño
a la vuelta del labrador.

Mecer su corazón yo gusto
en el móvil azul arbusto
nacido en mi boca de fuego.

Y extiendo con mi beso ardiente
sobre su espíritu doliente
unción de encanto y de sosiego.

Charles Baudelaire (1821-1867)

jueves, 7 de diciembre de 2006

Anhelos

Isabel Guerra (1947- )

Agua quisiera ser, luz y alma mía,
que con su transparencia te brindara;
porque tu dulce boca me gustara,
no apagaría tu sed, la encendería.

Viento quisiera ser; en noche umbría,
callado hasta tu lecho penetrara,
y aspirar por tus labios me dejara,
y mi vida en la tuya infundiría.

Fuego quisiera ser para abrasarte
en un volcán de amor. ¡Oh estatua inerte,
sorda a las quejas de quien supo amarte!.

Y después para siempre poseerte,
tierra quisiera ser y disputarte
celoso a la codicia de la muerte.

Francisco Rodríguez Marín (1855-1943)