Miro los viejos pinceles usados,
gastados de crear vida y esperanza
sobre la tela azotada por años
de olvido, endurecido y frío
que construye mi piel envejecida.
Quiero sentir de nuevo el vigoroso
aroma de óleo fresco y trementina,
de trapaza manchada de pintura,
de humo gris de cigarro encendido,
de tu cuerpo claro y desnudo.
Quiero que la música me acompañe
en el loco deseo de alcanzarte,
y que el color llene de luz tus ojos,
y que tu melancólica belleza
se irradie en el aire y en los sueños,
y la pintura mía quede prendada
de tu boca, de tu ombligo y tus senos.
Pintura inacabada, lienzo aún blanco,
paleta de pintura acumulada
que el polvo, insensible a los sueños, mata.
Pinceles sucios ha tiempo olvidados,
pinceles de sueños inacabados,
pinceles de pobre juventud ya ida,
pinceles solitarios, secos, yermos.
Pinceles que deseo tomar de nuevo
y manchar mis torpes dedos cansados
de no crear, de estar y no ser nada.
Teo Basterra (1961- )