lunes, 17 de diciembre de 2007

NAVIDAD

Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682)



Al llegar la medianoche
y romper en llanto el Niño,
las cien bestias despertaron
y el establo se hizo vivo…

y se fueron acercando
y alargaron hasta el Niño
sus cien cuellos, anhelantes
como un bosque sacudido.

Bajó un buey su aliento al rostro
y se lo exhaló sin ruido,
y sus ojos fueron tiernos,
como llenos de rocío…

Una oveja lo frotaba
contra su vellón suavísimo,
y las manos le lamían,
en cuclillas, dos cabritos…

Las paredes del establo
se cubrieron sin sentirlo
de faisanes y de ocas
y de gallos y de mirlos.

Los faisanes descendieron
y pasaban sobre el Niño
su ancha cola de colores;
y las ocas de anchos picos

arreglábanle las pajas;
y el enjambre de los mirlos
era un vuelo palpitante
sobre el recién nacido…

Y la Virgen entre el bosque
de los cuernos, sin sentido,
agitada iba y venía
sin poder tomar al Niño.

Y José sonriendo iba
acercándose en su auxilio…
¡Y era como un bosque todo
el establo conmovido!


Gabriela Mistral (1889-1957)





Deseo mucha felicidad a todos los que visitáis esta página y espero que el próximo año sigáis acompañándome en este viaje por la pintura y la poesía.



Un abrazo

Algaire

jueves, 6 de diciembre de 2007

I

John William Waterhouse (1849-1917)



Mienten ambos,
olvido y recuerdo, mienten.
Al uno amo en su constante ausencia.
Al otro, presencia demorada amo,
con la laxitud de la tarde
en retirada.


Narima