domingo, 30 de octubre de 2011

Alma perdida


Rusty Harden


¡Durante toda la noche el ruiseñor lloró,
gimió, rezó, gritó perdidamente!
alma de ruiseñor, alma de gente,
¡tú eres, tal vez, alguien que falleció!

Tú eres, tal vez, un sueño que pasó,
que se fundió en el dolor, dulcemente…
¡Tal vez seas el alma, alma doliente
de alguien que quiso amar y nunca amó!

Toda la noche lloraste…y yo también lloré
quizás porque, al oírte, adiviné
¡que nadie hay más triste que nosotros dos!

Dijiste tantas cosas a la noche calma,
¡que yo pensé que tú eras mi alma
que estuviese llorando perdida en tu voz!...


Florbela Espanca (1894-1930)

domingo, 23 de octubre de 2011

La cita


Virgil Elliott (1944- )


En la noche brillaban las estrellas
enmarcando una luna muy redonda,
que orgullosa veía, muy oronda,
mostrándose feliz de estar con ellas.

Me pregunté si vives en aquellas,
si sabré descubrir cual es tu onda,
y se que lo sabré, aunque te esconda
todo ese firmamento en las más bellas.

Porque escucho tu voz de madrugada,
sintiendo en tu sentir mi palpitar
que me dice que espere la alborada.

Y se que no me mientes, pues amar
significa creer, y aunque callada
mañana iré a tu encuentro junto al mar.


Sofía Martínez Avellaneda

domingo, 16 de octubre de 2011

Luto poético


Víctor Patricio Landaluce (1828-1889)


Por una negra señora
un negro galán doliente
negras lágrimas derrama
de un negro pecho que tiene.

Hablóla una negra noche,
y tan negra, que parece
que de su negra pasión
el negro luto le viene.

Lleva una negra guitarra,
negras las cuerdas que tiene,
negras también las clavijas,
pues negro es el que las tuerce.

- “Negras pascuas me de Dios,
si más negros no me tienen
los negros amores tuyos
que el negro color de allende.

Un negro favor te pido,
si negros favores vendes,
y si con negros favores
un negro pagarse debe”

La negra señora entonces,
entafada del negrete,
con estas negras razones
al galán negro entristece:

- “Vaya muy en hora negra
el negro que tal pretende,
que para galanes negros
se hicieron negros desdenes.”

El negro señor entonces,
no queriendo ennegrecerse
más de lo negro, quitóse
el negro sombrero y fuese.


Luis de Góngora (1561-1627)

domingo, 9 de octubre de 2011

¡Ay, viento!


Jean Baptiste Camille Corot (1796-1875)


Pasa el viento en un agrio carcajear
y áspero pasa y pasa cual demente,
y está mi alma trágica y doliente,
no sabe si reír o si llorar.

Viento de triste voz, viento gimiente,
viento que de mí ríes sin cesar,
y que ríes del mundo y del mar.
¡Cómo tu voz tortura así a la gente!.

Es mejor que tú llores, pobre amigo,
y que desahogues tu dolor conmigo.
No rías, pues, que el viento da sus llantos.

¡Qué bien conozco, amigo, esa tu suerte:
tener el pecho frío cual la muerte,
y en torno nuestro oír risas y cantos!.


Florbela Espanca (1894-1930)

domingo, 2 de octubre de 2011

Hombre de camino


Gustave Caillebotte (1848-1894)


Ni castillo, ni hogar, ni residencia;
soy hombre de camino.
No solitario, aun cuando en ocasiones
nadie venga conmigo.
Amo la compañía, si apropiada;
por convicción, jamás por compromiso.
Aborrezco la táctica, el proyecto,
por todo lo que tienen de ficticio,
y sólo a lo informal, lo inesperado,
tiendo la mano, me encomiendo y vibro.
Rechazo el sí que encubre sus intentos
bajo disfraz de no, recurso indigno.
Mis juegos son de cartas descubiertas,
palabra franca, sin enfoque ambiguo.
A flor de piel se me desborda el alma,
y la desnudo frente al juego limpio.
Los años me han lavado
de acosos y prejuicios.
Mi compañera debe ser directa,
flecha en la diana, intento rectilíneo.
Mas no todas lo entienden,
perdiéndose en grotescos laberintos.
Por eso en mi sendero,
que no va a parte alguna, yo, encendido,
quemo lo que me resta de la vida;
podré ir solo, mas nunca fugitivo
de sombras, de temores,
de desfallecimientos, o de olvidos.
No miro atrás, que no es recuperable;
ni adelante tampoco, vaticinios.
Donde mi pie descalzo deja huella,
ese es el mundo que me abraza y vivo.
No tengo tiempo que perder, soy dueño
de un instante no más. ¿Vienes conmigo?