domingo, 18 de diciembre de 2011

Navidad 2011


Giorgio Barbarelli – Giorgione (1477-1510)


De llanto y risa.
De risa y llanto.

Venid a ver el infante
que ha nacido en el establo,
que por ser Rey de los Cielos
no quiso en tierra palacios.

Es el niño más bonito
que nunca vieron humanos…
En la boquita y los ojos
tiene un indecible encanto,

de llanto y risa,
de risa y llanto.

Para que no sienta el frío
del mundo donde ha llegado,
una mulita y un buey
su aliento le están echando.

Tiene por lecho las pajas,
por techo el cielo estrellado…
De una claridad sublime
tiene el semblante bañado…

De llanto y risa,
de risa y llanto.

Cuando el niño sea un hombre
lo llevarán al Calvario…
Pero su Padre Divino
lo arrebatará en sus brazos…

Como a la par llora y ríe,
al mover de uno a otro lado
la cabecita, en el aire
traza del iris el arco…

De llanto y risa,
de risa y llanto.


Manuel Machado (1874-1947)



Felices fiestas y que la pintura y la poesía esté presente en vuestra vidas a lo largo del próximo año.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Es lo blanco…


Pedro Cabrera (1956- )


Es lo blanco castísima pureza;
amores significa lo morado;
crüeza o sujeción es lo encarnado;
negro obscuro es dolor, claro es tristeza;

naranjado se entiende que es firmeza;
rojo claro es venganza, y colorado
alegría; y si obscuro es lo leonado,
congoja, claro es señoril alteza;

es lo pardo trabajo; azul es celo;
turquesado es soberbia; y lo amarillo
es desesperación; verde, esperanza.

Y desta suerte, aquel que niega el cielo
licencia en su dolor para decillo,
lo muestra sin hablar por semejanza.

Gutierre de Cetina (1510-1554)

martes, 29 de noviembre de 2011

Ícaro


Jacob Peter Gowy (1615-1661)


Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor paternal amonestaba:

que si el vuelo más alto levantaba,
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.

Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alto cielo
y, ablandada la cera en el altura,

perdió las alas y, en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.


Hernando de Acuña (1518-1580)

domingo, 27 de noviembre de 2011

A una dama que iva cubierta


Alexander Roslin (1718-1793)


El coraçón se me fue
donde vuestro vulto vi
e luego vos conocí
al punto que vos miré;
que no pudo fazer tanto,
por mucho que vos cubriese,
aquel vuestro negro manto,
que no vos reconosçiese.

Que debaxo se mostrava
vuestra graçia y gentil ayre,
y el cubrir con buen donayre
todo lo manifestava;
así que con mis enojos
e muy grande turbaçión
allá se fueron mis ojos
do tenía el coraçón.


Gómez Manrique (1412-1490)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Cuando seamos viejos


Juan José Gárate (1870-1939)


Para salvar las noches en que estas enfadada,
y con estos diez años que te llevo de ventaja,
voy a obligarte niña a mirarme a la cara,
y hasta que te lo diga, que no me des la espalda.

Cuando seamos viejos vas a llorar con rabia
de verte en el espejo la cara tan cambiada,
se llenaran de arrugas tus risas de muchacha.

Será más insegura esta voz que hoy te manda.
Cuando seamos viejos no habrá tanta distancia,
sentirás menos miedo sabiéndome en tu cama.
Ya, ni discutiremos, no servirá de nada
te reñiré bajito lo que antes te chillaba.

Cuando seamos viejos, estarás mas cansada,
seremos compañeros, nos haremos mas falta,
cuando no esté contigo te notaras muy rara,
me encontraré perdido si un día nos separan

Cuando seamos viejos, veremos con nostalgia
sentados desde un banco, como la vida pasa,
yo hablando con alguno que no me entienda nada,
tu inventándote prisas para volver a casa.
Para salvar las noches que entonces serán largas,
y cuando mis diez años se vuelvan desventaja,
porque me falten fuerzas o a ti te falte gracia,
entonces niña vieja podrás darme la espalda.

Alberto Bourbón

domingo, 13 de noviembre de 2011

Permanece a mi lado


Josef Israel (1824-1911)


Permanece a mi lado cuando se apague la luz
y se arrastre la sangre y mis nervios se alteren
con punzadas dolientes y el corazón enfermo
y las ruedas de Ser giren lentamente.

Permanece a mi lado cuando a mi frágil cuerpo
le atormenten dolores que alcanzan la verdad
y el Tiempo maníaco siga esparciendo el polvo
y la furiosa Vida siga arrojando llamas.

Permanece a mi lado cuando mi fe se seque
y sean los hombres enjambres primaverales
que zumban y cantan y afianzan la vida
y sus minúsculas celdas tejen para la muerte.

Permanece a mi lado cuando vaya apagándome
y puedas señalarme el final de mi lucha
y el atardecer de los días eternos
en el bajo y oscuro borde de la vida.


Alfred Tennyson (1809-1892)

domingo, 6 de noviembre de 2011

A un clavel


Alberto Morago (1957- )


Ciudad de hormigón armado,
bencina y llantas de goma,
¿qué haces aquí con tu aroma,
dime, clavel encarnado?
Quizás como yo, extraviado
desde el terrón a la Corte,
pienses, perdido tu norte,
que en la ciudad del mal gusto
no hay un ojal ni hay un busto
digno de lucir tu porte.

Alfonso Camín (1890-1982)

domingo, 30 de octubre de 2011

Alma perdida


Rusty Harden


¡Durante toda la noche el ruiseñor lloró,
gimió, rezó, gritó perdidamente!
alma de ruiseñor, alma de gente,
¡tú eres, tal vez, alguien que falleció!

Tú eres, tal vez, un sueño que pasó,
que se fundió en el dolor, dulcemente…
¡Tal vez seas el alma, alma doliente
de alguien que quiso amar y nunca amó!

Toda la noche lloraste…y yo también lloré
quizás porque, al oírte, adiviné
¡que nadie hay más triste que nosotros dos!

Dijiste tantas cosas a la noche calma,
¡que yo pensé que tú eras mi alma
que estuviese llorando perdida en tu voz!...


Florbela Espanca (1894-1930)

domingo, 23 de octubre de 2011

La cita


Virgil Elliott (1944- )


En la noche brillaban las estrellas
enmarcando una luna muy redonda,
que orgullosa veía, muy oronda,
mostrándose feliz de estar con ellas.

Me pregunté si vives en aquellas,
si sabré descubrir cual es tu onda,
y se que lo sabré, aunque te esconda
todo ese firmamento en las más bellas.

Porque escucho tu voz de madrugada,
sintiendo en tu sentir mi palpitar
que me dice que espere la alborada.

Y se que no me mientes, pues amar
significa creer, y aunque callada
mañana iré a tu encuentro junto al mar.


Sofía Martínez Avellaneda

domingo, 16 de octubre de 2011

Luto poético


Víctor Patricio Landaluce (1828-1889)


Por una negra señora
un negro galán doliente
negras lágrimas derrama
de un negro pecho que tiene.

Hablóla una negra noche,
y tan negra, que parece
que de su negra pasión
el negro luto le viene.

Lleva una negra guitarra,
negras las cuerdas que tiene,
negras también las clavijas,
pues negro es el que las tuerce.

- “Negras pascuas me de Dios,
si más negros no me tienen
los negros amores tuyos
que el negro color de allende.

Un negro favor te pido,
si negros favores vendes,
y si con negros favores
un negro pagarse debe”

La negra señora entonces,
entafada del negrete,
con estas negras razones
al galán negro entristece:

- “Vaya muy en hora negra
el negro que tal pretende,
que para galanes negros
se hicieron negros desdenes.”

El negro señor entonces,
no queriendo ennegrecerse
más de lo negro, quitóse
el negro sombrero y fuese.


Luis de Góngora (1561-1627)

domingo, 9 de octubre de 2011

¡Ay, viento!


Jean Baptiste Camille Corot (1796-1875)


Pasa el viento en un agrio carcajear
y áspero pasa y pasa cual demente,
y está mi alma trágica y doliente,
no sabe si reír o si llorar.

Viento de triste voz, viento gimiente,
viento que de mí ríes sin cesar,
y que ríes del mundo y del mar.
¡Cómo tu voz tortura así a la gente!.

Es mejor que tú llores, pobre amigo,
y que desahogues tu dolor conmigo.
No rías, pues, que el viento da sus llantos.

¡Qué bien conozco, amigo, esa tu suerte:
tener el pecho frío cual la muerte,
y en torno nuestro oír risas y cantos!.


Florbela Espanca (1894-1930)

domingo, 2 de octubre de 2011

Hombre de camino


Gustave Caillebotte (1848-1894)


Ni castillo, ni hogar, ni residencia;
soy hombre de camino.
No solitario, aun cuando en ocasiones
nadie venga conmigo.
Amo la compañía, si apropiada;
por convicción, jamás por compromiso.
Aborrezco la táctica, el proyecto,
por todo lo que tienen de ficticio,
y sólo a lo informal, lo inesperado,
tiendo la mano, me encomiendo y vibro.
Rechazo el sí que encubre sus intentos
bajo disfraz de no, recurso indigno.
Mis juegos son de cartas descubiertas,
palabra franca, sin enfoque ambiguo.
A flor de piel se me desborda el alma,
y la desnudo frente al juego limpio.
Los años me han lavado
de acosos y prejuicios.
Mi compañera debe ser directa,
flecha en la diana, intento rectilíneo.
Mas no todas lo entienden,
perdiéndose en grotescos laberintos.
Por eso en mi sendero,
que no va a parte alguna, yo, encendido,
quemo lo que me resta de la vida;
podré ir solo, mas nunca fugitivo
de sombras, de temores,
de desfallecimientos, o de olvidos.
No miro atrás, que no es recuperable;
ni adelante tampoco, vaticinios.
Donde mi pie descalzo deja huella,
ese es el mundo que me abraza y vivo.
No tengo tiempo que perder, soy dueño
de un instante no más. ¿Vienes conmigo?



domingo, 25 de septiembre de 2011

Soneto enamorado


James Eddie (1916-2002)


Dulce como el arroyo soñoliento,
mansa como la lluvia distraída,
pura como la rosa florecida
y próxima y lejana como el viento.

Esta mujer que siente lo que siento
y está sangrando por mi propia herida,
tiene la forma justa de mi vida
y la medida de mi pensamiento.

Cuando me quejo, es ella mi querella;
y cuando callo, mi silencio es ella;
y cuando canto, es ella mi canción.

Cuando confío, es ella la confianza;
y cuando espero, es ella la esperanza;
y cuando vivo, es ella el corazón.

Francisco Luis Bernárdez (1900-1978)

domingo, 18 de septiembre de 2011

El acordeón del marino


Elena Kudryashova (1971- )


En el brazo el acordeón,
canta alegre el marinero:
-El mar es mi compañero,
el mar tiene corazón.
Me acompaña en la canción
con un hondo sollozar;
si suelo desembarcar
con el acordeón al brazo,
cuando a mi novia me abrazo,
parece que abrazo al mar.

Alfonso Camín (1890-1982)

domingo, 11 de septiembre de 2011

Poema de la despedida


Albert Lynch (1851-1912)



Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No se si me quisiste… no sé si te quería…
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho…No sé si te amé poco.
Pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí…
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


Jose Angel Buesa (1910-1982)

domingo, 4 de septiembre de 2011

Velero de cuatro palos


Thomas Somerscales (1842-1927)


Velero de cuatro palos
quisiera tener ahora,
velero de cuatro palos
y ser el pirata Morgan.

De San Juan de Puerto Rico
trasladarme a La Española,
seguir por el mar Caribe
y asaltar La Habana moza.
Ser galán entre galanes
y bajo una luna en bodas,
llevarme, en vez de oro y plata,
mujeres, palmas y rosas.
Por Yucatán y Campeche
recorrer todas las costas
y raptarme en Acapulco
dieciocho rubias sajonas.
Recoger todas las perlas
por el mar de California
para ceñir las gargantas
de mis cautivas criollas.
Mar adentro, mar adentro,
llegar al mar de Colombia
y al recoger mis tesoros,
vengar a Juan de la Cosa.
Retornar a Tierra Firme,
seguido de viento y olas
y dar vida a la princesa
que amó Núñez de Balboa.
Volver después a La Habana,
devolverle a las hermosas
y no pedir más recate,
pues que amor se basta y sobra.

Velero de cuatro palos
quisiera tener ahora,
¡velero de cuatro palos
y ser el pirata Morgan!


Alfonso Camín (1890-1982)

domingo, 31 de julio de 2011

domingo, 24 de julio de 2011

Enfado


Santiago Rusiñol (1861-1931)


Silencio entre los dos, sólo alterado
por este respirar entrecortado
que en su tensión nerviosa nos delata,
somos un bergantín y una fragata
que al grito de abordaje han encallado.

Un “hazte más allá”, y un gesto airado,
hoy alza entre los dos muro de enfado
y nos cuesta decir “cuanto lo siento”
sin perder la razón en el intento
de aclarar simplemente que ha pasado.

No sabemos ceder, no soportamos
dar el brazo a torcer, decir que erramos,
que volverá a pasar, que es convivencia,
que más que el perdonar duele la ausencia,
que el muro con amor, lo derribamos.

Estoy en mi rincón y tú en el tuyo,
muy pendientes los dos, porque lo intuyo,
de no perder jamás la compostura,
ni dejarnos llevar por la cordura
de que venza el amor y no el orgullo.


domingo, 17 de julio de 2011

Volverán las oscuras golondrinas


Aurelio Tolosa y Alsina (1861-1938)


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban,
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas… ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día…
esas…¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…, desengáñate:
¡así no te querrán!


Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

domingo, 10 de julio de 2011

Hablemos


Ramón Casas (1866-1932)


Si quieres nos sentamos un momento
delante de un café sin amarguras
y hablamos evitando las posturas
que fueron del amor impedimento.

Conversemos así, sin más intento
que no abrir al rencor nuevas fisuras,
ni repartirnos culpas de rupturas
que hicieron naufragar el casamiento.

Tú tienes tu vivir y yo he podido
arrancarme la daga de tristeza
que clavara en mi suerte tan mal paso.

Hablemos sin reproches de lo ido,
pues bulle en mi interior la cruel certeza
de conocer la causa del fracaso.

Hicimos de hablar un bien escaso.


domingo, 3 de julio de 2011

Rostros del recuerdo


William Hogarth (1697-1764)


Voy perdiendo los nombres y las fechas,
pero los rostros permanecen vivos;
los contemplo, me observan, aún cautivos
de memorias que van quedando estrechas.

Maduraron en fértiles cosechas,
colmando mis graneros, y hoy, furtivos,
desde su sombra atisban mis cultivos,
poblando mis parcelas de sospechas.

Forman un club privado, y el recelo
corre a su propio afecto paralelo,
reclamando cada uno preferencia.

Pero todos me escuchan y me acatan.
Si llega un nuevo miembro, se aclimatan,
Viven en paz, y aprenden coexistencia.


domingo, 26 de junio de 2011

La ciega


Susana Rojas Torres (1933-2009)


¡Todo es noche, noche oscura!
Ya no veo la hermosura
de la luna refulgente;
del astro resplandeciente
tan sólo siento calor.
No hay nubes que el cielo dora:
ya no hay alba, no ha aurora
de blanco y rojo color.
Ya no es bello el firmamento:
ya no tienen lucimiento
las estrellas en el cielo
-todo cubre un negro velo-,
ni el día tiene esplendor.
No hay matices, no hay colores;
ya no hay plantas, ya no hay flores
ni el campo tiene verdor.
Ya no gozo la belleza
que ofrece Naturaleza,
lo que al mundo adorna y viste;
todo es noche, noche triste
de confusión y pavor.
Doquier miro, doquier piso,
nada encuentro, y no diviso
más que lobreguez y horror.
Pobre ciega, desgraciada,
flor en su abril marchitada,
¿qué soy yo sobre la tierra?
Arca do tristeza encierra
su más tremendo amargor;
y mi corazón enjuto
cubierto de negro luto,
es el trono del dolor.
En mitad de su carrera,
cuando más luciente era,
de mi vida el astro hermoso,
en eclipse tenebroso
por siempre se oscureció.
De mi juventud lozana,
la primavera temprana
en invierno se trocó.
Mil placeres halagüeños,
bellos días y risueños,
el porvenir me pintaba,
y seductor me mostraba
por un prisma encantador.
Las ilusiones volaron,
y en mi alma sólo quedaron
la amargura y el dolor.
Cual cautivo desgraciado
que se mira condenado
en su juventud florida
a pasar toda su vida
en una horrenda prisión;
tal me veo; de igual suerte,
sólo espero que la muerte
de mí tendrá compasión.
Agotada mi esperanza,
ya ningún remedio alcanza
ni una sombra de delicia
a mi existencia acaricia;
mis goces son el sufrir;
y, en medio de esta desdicha,
sólo me queda una dicha,
y es la dicha de morir.


María Josefa Mujía (1820-1888)

domingo, 19 de junio de 2011

Bel-la, cinco meses


Georges Stubbs (1724-1806)


Ah, la dulzura en flor de esta gatita,
vertiéndose en maullido y ronroneo,
y su perseverante jugueteo,
que sólo apremio de dormir limita.

No es ya la exigua forma circunscrita
al hueco de mis manos; hoy la veo
adolescente casi, y me recreo
en cuanto la provoca o ejercita.

Bien por valentonada o travesura,
se tenderá en el punto de lectura,
o de otra actividad, sobre la mesa.

Y su rostro bribón semidormido
conseguirá que nada esté prohibido
a quien con tanta exquisitez se expresa.


domingo, 12 de junio de 2011

La rueca


Katherine D.M. Bywater


La virgen hilaba,
la dueña domía,
la rueca giraba
loca de alegría.

¡Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones!

Gira, rueca mía,
gira, gira al viento,
que se acerca el día
de mi casamiento.

Gira, que mañana
cuando al alba cante
la clara campana,
llegará mi amante.

Hila con cuidado
mi velo de nieve,
que vendrá el amado
que al altar me lleve.

Se acerca: le siento
cruzar la llanura,
me trae la ternura
de su voz el viento.

Gira, gira, gira,
gira, rueca loca,
mi amado suspira
por besar mi boca.

¡Cordero divino,
tus blancos vellones,
no igualan al lino
de mis ilusiones!

La niña cantaba,
la dueña dormía,
la luz se apagaba
y sólo se oía
la voz crepitante
de leña reseca
y el loco y constante
girar de la rueca.


Francisco Villaespesa (1877-1936)

domingo, 5 de junio de 2011

Amistad


Eugenio Ocaña Afán de Rivera (1978- )


Es la amistad un vaso delicado
tallado en confianza permanente,
que no se niega nunca a ser usado
y en trago bueno o malo transparente.

Es olvido veraz tras tenso enfado,
una mano tendida ante lo urgente,
un amistoso gesto si has llorado,
de comprensión y ayuda, continente.

Es no ensuciar de envidia la alegría,
no alegrarse en la pena neciamente,
ser en obra y consejo consecuente,

y hacer de tu palabra garantía.
Es compartir bebiendo en armonía
el néctar agridulce del presente.


domingo, 29 de mayo de 2011

Juventud


Ernest Martín Henning (1886-1956)


No recuerdo ya si fui
joven, ni recuerdo cuando
sin soñar y trabajando
en mayor me convertí.

Mas seguro que crecí
como todos esperando
que el tiempo fuera pasando
con rapidez sobre mí.

Lo hice así, porque creí
que tan sólo madurando
me iría la vida dando
los gozos que presentí.

Más tarde me arrepentí
de que pasara volando
y no hacerlo disfrutando
de lo que apenas viví.

Hoy me miro desde aquí,
cuando ya me voy marchando,
y me hallo, iluso, buscando,
la juventud que perdí



domingo, 22 de mayo de 2011

Árbol


Virxilio Blanco Garrido (1896-1948)


Amarillentas y flojas
en medio de la Alameda,
haciendo en el aire rueda,
se van cayendo las hojas.
Árbol que así te despojas,
sé como yo con tu duelo;
barre con tu copa el cielo
y al ver que nunca te agachas,
tengan que venir las hachas
para tumbarte en el suelo.


Alfono Camín (1890-1982)

domingo, 15 de mayo de 2011

Oración


Philip Hermogenes Calderon (1833-1898)


Oro por todos los que sufren. Pido
por aquellos que llevan la agonía
de ser más tristes que la luz del día
cuando llega el minuto del despido.

Ruego por el injusto perseguido,
por el que halló la muerte en la porfía,
por la mujer que abandonó su cría,
por el que sueña auroras, oprimido.

Oro por el dolor del campesino,
por la negada mesa del obrero,
por los necios que nunca se enamoran.

Imploro por la paz. Por el camino
del himno sin fronteras, verdadero.
Pido por todos los que nunca lloran.


Rafael Góchez Sosa (1927- 1986)

domingo, 8 de mayo de 2011

Soledad


Emilio González Sáinz (1961- )


El mar y yo. ¡Siempre solos!
Tierra, atrás. Cielo, delante.
Diez caracolas de espuma
por la frente. Por la sangre
la ausencia… ¡siempre la ausencia!

Se me deshoja la tarde
entre los dedos. No hay rosas
ni esperanzas. Llama el aire
una, dos, tres….¡cuantas veces!
Nadie le responde, nadie.

El mar y yo. Siempre solos.
Me abrasa la voz. Me arden
las horas. Todo me quema
la soledad de la tarde.

El mar y yo. Siempre el mar
y yo para adivinarte.


Juan Gutiérrez Padial (1911-1994)

domingo, 1 de mayo de 2011

Cansada de rodar


Edward Hopper (1882-1967)


Cansada de rodar,
de soñar apariencias,
de debatirse en vano
ensayando posturas de defensa o de ataque,
de convertirse en otra,
esa mujer perdida por Manhattan
se ha escondido en un cuadro de Edward Hopper,
se ha sentado en la cama de una pensión anónima
y ya no espera nada.

Sin abrir tan siquiera la maleta,
acaba de quitarse los zapatos
porque los pies le duelen,
se ha quedado sola entre cuatro paredes,
condenada a aguantar a palo seco
esa luz de la tarde ya en declive
que se filtra en la estancia
veteada de brillos engañosos,
con los brazos caídos y la mirada estática,
clavada eternamente de cara a una ventana
que de tan bien pintada parece de verdad.


Carmen Martín Gaite (1925-2000)

domingo, 24 de abril de 2011

A un navío destrozado en la ribera del mar


Carlos de Haes (1829-1898)


Este bajel inútil, seco y roto,
tan despreciado ya del agua y viento,
vio con desprecio el vasto movimiento
del proceloso mar, del Euro y Noto.

Soberbio al golfo, humilde a su piloto,
y del rico metal siempre sediento,
trajo sus minas al ibero asiento,
habidas en el índico remoto.

Ausente yace de la selva cara,
do el verde ornato conservar pudiera,
mejor que pudo cargas de tesoro.

Así quien sigue la codicia avara,
tal vez mezquino muere en extranjera
provincia, falto de consuelo y oro.

Juan de Jáuregui (1583-1641)

domingo, 17 de abril de 2011

Por nosotros


Diego Velázquez (1599-1660)


Ajena e indiferente
a sus virtudes divinas,
una corona de espinas
sigue clavada en su frente.

Lanzadas de odio latente,
ignorantes y cretinas,
oficiando de asesinas
vierten su sangre inocente.

Y nosotros contemplamos
cada día como muere
mientras seguimos pecando.

De esa manera olvidamos
que Jesús siempre nos quiere
aunque lo estemos matando.


domingo, 10 de abril de 2011

A un niño serio


Donald Zolan


¿Qué zozobras absurdas, qué ansiedades
te arrancaron del rostro la sonrisa?
¿Qué vaga sombra flota, e improvisa,
en el mar de tus ojos, seriedades?

¿No sonríen en todas las ciudades
ángeles como tú? ¿A qué esa prisa
de hacerte hombre de pronto en la pesquisa
de asuntos importantes? Hay edades

para todo en la vida, y tus deberes
son la risa y el canto y los placeres
menudos del oasis de la infancia.

Ríe, pequeño, salta y alborota,
que tu alegría, al explotar, rebota
en quien te quiere aquí y en la distancia.

domingo, 3 de abril de 2011

Explicaciones


Henri Gervex (1852-1929)


Ya te pedí perdón, ¿qué más deseas…?
¿Que me arrastre, que pene, que suplique…?
¿Que te llore mi error, que magnifique
lo que no llegó a ser aunque lo creas?

¿Qué debería hacer para que veas
que no hay razón real que justifique
no darme la ocasión a que te explique
que nada le entregué que no poseas?

Creíste lo peor, hiciste un mundo
de lo que fue menguar de pena el peso
a una amiga común que estaba triste.

Soy tuyo nada más, y a ella un segundo
de consuelo le di con aquél beso
que aquella tarde aciaga sorprendiste.

Si así no lo entendiste
y ha de vivir mi amor del tuyo preso,
quizás deba olvidar este regreso.


domingo, 27 de marzo de 2011

Gaviotas


Eugenio López Berrón (1941- )


Carniceros del aire y la lluvia,
proyectando en la tierra sus sombras,
harto ya de mirar a los cuervos,
quiero ver en el mar las gaviotas.
Las que marcan el rumbo a las naves,
las que tienen pechugas de monjas,
las que tienen las alas de arcángeles,
las que tienen los ojos de novia.
Las que tienen ternuras de madres,
las que son como hermanas piadosas;
las que tienen blancuras de nieve,
comprensivas, pausadas y armónicas.
Vuelo lento y al son de las velas,
las que ponen la gracia en las proas,
las que llevan la paz en las alas
y recuerdan las cunas remotas.
Sin las rudas miradas del cuervo,
magistrados de fúnebres togas,
sin los ojos ariscos del monte,
sin el odio que ruge en la costa;
desplegadas las velas rizadas
y rizada la espuma en las olas,
¡harto ya de mirar a los cuervos,
quiero ver en el mar las gaviotas!


Alfonso Camín (1890-1982)

domingo, 20 de marzo de 2011

A León


Francisco Javier Parcerisa y Boada (1802-1876)


¡Oh León, bella ciudad!
reino de reyes y nobles
de encumbrada gallardía
como demostró Guzmán
con su valor y osadía.

¡Oh León, bella ciudad!
con sus fachadas inmortales
con hombres que fueron hombres
con hermosos ideales.

¡Oh León, bella ciudad!
con sus campos y jardines
destilando los perfumes
de azucenas y jazmines.

¡Oh León, bella ciudad!
con sus finos monumentos
que delatan elegancia
del estilo plateresco.

¡Oh León, bella ciudad!
todo en ti respira esencia
con su gran magnificencia
de escultura señorial.

¡Oh León, bella ciudad!
los que lejos de ti estamos
con tristeza te añoramos
y deseando anhelamos
la hora de regresar.


Antonio Maroto Ramos (1929- )



Nota: Dice D. Antonio que nacieron estos versos en la soledad de un cuarto de huéspedes, allá por los años 40, lejos de su León de la infancia y primera juventud. De esa afición por la escritura, la métrica regular y la rima surgió el poema. Un homenaje sencillo y emotivo a la ciudad de León, apegada a sus recuerdos.

domingo, 13 de marzo de 2011

Soledad


Gwen John (1876-1939)


Todos van, todos saben...
sólo yo no sé nada.

Sólo yo me he quedado
abstraída y lejana,
soñando realidades,
recogiendo distancias.

Cada pájaro sabe
qué sombra da su rama,
cada huella conoce
el pie que la señala.

No hay sendero sin pasos
ni jazmines sin tapia...
¡Sólo yo me he quedado
en la brisa enredada!

Sólo yo me he perdido
en un vuelo sin alas
por poblar soledades
que en el cielo lloraban.

Sólo yo no alcancé
lo que todos alcanzan
por mecer un lucero
a quien nadie besaba.


Ernestina de Champourcín (1905-1999)

domingo, 6 de marzo de 2011

Hagamos un trato


Briton Rivière (1840-1920)


Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo.
Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense que delirio
a pesar de esa veta
de amor desconocido
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense que es flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.


Mario Benedetti (1920-2009)

domingo, 27 de febrero de 2011

Alto


Pál Szinyei Merse (1845-1920)


Voy camino de lo más alto,
entre nubes altas girando,
alto, alto, muy alto respirando,
persiguiendo en las alturas
la esencia de la naturaleza,
buscando en lo más alto
paz, alegría, felicidad en suma.
No paraba de zigzagear en el viento,
de batir las alas contra
las gotas de lluvia
que las más fieras tormentas
desataban en lo alto,
en lo más alto del cielo infinito.
Mis ojos no cejaban en el empeño
y miraban hacia arriba, a lo alto,
una y otra vez,
pero no me daba cuenta de que
lo más alto no está allá arriba,
en el cielo
o en las nubes,
en el viento
o en las tormentas,
no me daba cuenta
de que era al revés,
que lo más alto,
lo mejor,
se encontraba arrullando sueños
enredadito en tus pies.



domingo, 20 de febrero de 2011

Te despedí


Christian Krogh (1852-1925)


Te despedí llorando como se llora a un muerto,
ni supiste mi pena, ni importó mi dolor,
ni aquél tiempo perdido de ese sueño tan cierto
donde no pedí nada, donde entregué mi amor.

Pudiste ser el agua llenando un lago yerto,
pudiste ser verano trayendo su calor,
pudiste tantas cosas…ninguna fue un acierto
ni siquiera persiste de tu aroma el olor.

Cortaré bellas flores que cultivé por ti,
anegada en tristeza sepultaré en el mar,
y puede que las olas comprendan que sentí.

Pero la vida sigue catando su cantar,
el sol sigue saliendo, un pasado viví
en presente pregunto ¿qué misterio es amar?....


Sofía Martínez Avellaneda

domingo, 13 de febrero de 2011

El árbol paraíso


Maxfiel Parrish (1870-1966)


El árbol paraíso nos albergaba
entre el huerto y la casa.
Sus cenicientas hojas
parecían tocar la media luna,
el firmamento, tan a la mano entonces,
y vivas las estrellas
a nuestros ojos de niños pueblerinos,
acercados a la naturaleza.

Recuerdo los atardeceres
bajo el árbol y su aroma,
donde un día me anunciaron
la entrega del arca
con los vestidos de mi madre,
a quien no conocí.

Dionisia García (1929- )

domingo, 6 de febrero de 2011

Vilano


Rita María del Álamo Mendiguren


Claro que también yo tengo
mi angustia, mi angustia crece;
más, como el cardo, florece
y yo de los cardos vengo.
La flor en alto mantengo
sobre las tierras vecinas;
doy el fruto en granas finas,
le doy al aire el vilano;
¡pero si acosa una mano,
se encuentra con las espinas!


Alfonso Camín (1890-1982)

domingo, 30 de enero de 2011

A veces llama el mar


Paul Dougherty (1877-1947)


A veces llama el mar, con su promesa
de apremiante naufragio, y llama, y llama.
Su mensaje en rumores se derrama,
ola tras ola que persiste y besa.

No consigo ignorarlo. Me lo expresa
en susurro de espuma, o lo proclama
desde el rompiente que áspero encarama,
o en resoplar de caracola; y esa

reiteración socava la estructura
de mis defensas, y una sepultura
de agua salobre emerge en mi razón.

No sé cómo ni cuándo, mas intuyo
que ha de abrazarme el mar, y hacerme suyo,
y no le hallo motivo de aflicción.