domingo, 27 de febrero de 2011

Alto


Pál Szinyei Merse (1845-1920)


Voy camino de lo más alto,
entre nubes altas girando,
alto, alto, muy alto respirando,
persiguiendo en las alturas
la esencia de la naturaleza,
buscando en lo más alto
paz, alegría, felicidad en suma.
No paraba de zigzagear en el viento,
de batir las alas contra
las gotas de lluvia
que las más fieras tormentas
desataban en lo alto,
en lo más alto del cielo infinito.
Mis ojos no cejaban en el empeño
y miraban hacia arriba, a lo alto,
una y otra vez,
pero no me daba cuenta de que
lo más alto no está allá arriba,
en el cielo
o en las nubes,
en el viento
o en las tormentas,
no me daba cuenta
de que era al revés,
que lo más alto,
lo mejor,
se encontraba arrullando sueños
enredadito en tus pies.



domingo, 20 de febrero de 2011

Te despedí


Christian Krogh (1852-1925)


Te despedí llorando como se llora a un muerto,
ni supiste mi pena, ni importó mi dolor,
ni aquél tiempo perdido de ese sueño tan cierto
donde no pedí nada, donde entregué mi amor.

Pudiste ser el agua llenando un lago yerto,
pudiste ser verano trayendo su calor,
pudiste tantas cosas…ninguna fue un acierto
ni siquiera persiste de tu aroma el olor.

Cortaré bellas flores que cultivé por ti,
anegada en tristeza sepultaré en el mar,
y puede que las olas comprendan que sentí.

Pero la vida sigue catando su cantar,
el sol sigue saliendo, un pasado viví
en presente pregunto ¿qué misterio es amar?....


Sofía Martínez Avellaneda

domingo, 13 de febrero de 2011

El árbol paraíso


Maxfiel Parrish (1870-1966)


El árbol paraíso nos albergaba
entre el huerto y la casa.
Sus cenicientas hojas
parecían tocar la media luna,
el firmamento, tan a la mano entonces,
y vivas las estrellas
a nuestros ojos de niños pueblerinos,
acercados a la naturaleza.

Recuerdo los atardeceres
bajo el árbol y su aroma,
donde un día me anunciaron
la entrega del arca
con los vestidos de mi madre,
a quien no conocí.

Dionisia García (1929- )

domingo, 6 de febrero de 2011

Vilano


Rita María del Álamo Mendiguren


Claro que también yo tengo
mi angustia, mi angustia crece;
más, como el cardo, florece
y yo de los cardos vengo.
La flor en alto mantengo
sobre las tierras vecinas;
doy el fruto en granas finas,
le doy al aire el vilano;
¡pero si acosa una mano,
se encuentra con las espinas!


Alfonso Camín (1890-1982)