domingo, 29 de enero de 2012

Eso que llaman amor


Pierre Leduc (1957- )


Te veo llegar y se ilumina el cielo,
se cubren las aceras de palomas,
una brisa del sur levanta el vuelo
y abraza mi cintura cuando andas.

Cuando ríes se ensancha el horizonte,
cuando te mueves se conmueve el suelo,
y brota un río, y corre, y se desborda,
y el agua se despeña por mi espalda.

Que nadie diga que el mundo estaba hecho.
El mundo amaneció porque tú estabas.

domingo, 22 de enero de 2012

Otoño




En el parque, yo solo…
Han cerrado,
y olvidado
en el parque viejo, solo
me han dejado.

La hoja seca,
vagamente
indolente,
roza el suelo…
Nada se,
nada quiero,
nada espero.
Nada…

Solo
en el parque me han dejado
olvidado,
…y han cerrado.

Manuel Machado (1874-1947)

domingo, 8 de enero de 2012

Cuartetos escritos en un cementerio


Arantzazu Martínez (1977- )


He aquí el asilo de la eterna calma,
do sólo el sauce desmayado crece…
¡Dejadme aquí: que fatigada el alma,
el aura de las tumbas apetece!

Los que aspiráis las flores de la vida,
llenas de aromas de placer y gloria,
no piséis el lugar do convertida
veréis su pompa en miserable escoria:

mas venid todos los que el ceño airado
del destino mirasteis en la cuna;
los que sentís el corazón llagado
y no esperáis consolación alguna.

¡Venid también, espíritus ardientes,
que en ese mundo os agitáis sin tino,
y cuya inmensa sed sus turbias fuentes
calmar no pueden con raudal mezquino!

Los que el cansancio conocisteis, antes
que paz os diesen y quietud los años…
¡Venid con nuestros sueños devorantes!
¡Venid con vuestros tristes desengaños!

No aquí las horas, rápidas o lentas,
cuenta el placer ni mide la esperanza:
¡quiébranse aquí las olas turbulentas
que el huracán de las pasiones lanza!

Aquí, si os turban sombras de la duda,
la severa verdad inmóvil vela:
aquí reina la paz eterna y muda,
si paz el alma fatigada anhela.

Los que aquí duermen en profundo sueño,
insomnes cual nosotros se agitaron…
ya de la muerte en el letal beleño
sus abrasadas sienes refrescaron.

Amemos, pues, nuestra mansión futura,
única que tenemos duradera…
¡Qué ilusión de la vida es la ventura,
mas la paz de la muerte es verdadera!.

Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873)