domingo, 27 de junio de 2010

La taza de Silesia

Walter Granville Smith (1870-1938)

En sus bordes los labios se detienen.
Es hermosa la taza,
con cenefa de rosas
y dorado filo.
Aromas de café, cantueso y menta, son más intensos,
porque la taza en honda.
La miro rosa a rosa,
y me produce gozo
el color y la forma;
el saber que otros labios
han podido apreciar este refugio,
que otros ojos se han deleitado.
Sobre la mesa no es un objeto más,
no es el adorno.
Lleva tras sí miradas,
manos
labios.
Quizás un último suspiro,
un último sorbo,
o el hastío de las tardes.


Dionisia García (1929- )

domingo, 20 de junio de 2010

Désir de rivage (El deseo de la orilla)

Peder Severin Kroyer (1851-1909)

El aire es una pluma plateada
que silenciosa pincela
en la calma flotante
el deseo de la orilla.

Qué delicadamente se vacían
las huellas en la arena….
¿Qué adónde van Anna y Marie?

Grávidas de poder secreto pasean
embebidas de mar y de cielo
hacia un horizonte limpio
de zafiros transparentes.

Atrás queda el bullicio apacible
en el pueblo de casitas amarillas,
como siluetas de sal avanzan
al recreo de una luz atardecida y vagarosa
ribeteando con sus faldas la lengua de arena.

Y con el primor que usaba la belleza
revelan en la cintura sus lazos,
la fraternal sustancia
de sus confidencias.


Mª Antonia Maroto Urones

domingo, 13 de junio de 2010

Oración

Alexander Andreevich Ivanov (1806-1858)


Perdóname Señor por mi pecado
de amar mucho, sin tino, sin recato,
Tu dictamen, humilde, siempre acato,
mas por favor acógeme a Tu lado.

Quiero marchar a ti, lo he meditado
pues no soporto más este mandato,
desánimo cruel en que me abato,
sólo quiero morir, triste mi hado.

Si decido marchar, perdóname,
mas no puedo seguir en mi amargura,
en mi desgracia cruel, acógeme.

Yo supe del amor, de su locura,
y loca me volví, entiéndeme,
una loca no sabe de cordura.

Sofía Martínez Avellaneda

domingo, 6 de junio de 2010

Balada a Norma Jean

Ricardo Asensio (1949- )

Rubia como la luz te descubrimos
un día, Norma Jean, y eras la luz.
Cuerpo desnudo en la más pura desnudez.
Los ojos azules, tan azules, de niña abandonada.

Pobre, pequeña Norma, tan sencilla,
como una rebanada de pan recién cocido,
como un vaso de leche dulce y tibia,
con tu risa de flor y limonada.

Creciste pobre y bella, e ignorante.
Para nuestro recreo y para tu desgracia.
Te desnudaron aún más, hasta la última
piel, sinceramente tuya, pura y cálida.

Te pusieron un nombre nuevo, una nueva risa,
diferente a la tuya, limpia y clara.
En tus suaves labios, pintados de granate,
la voz sonaba falsa.

Te cubrieron de pieles, de ceñidos vestidos,
Chanel nº 5, satén y muselinas.
Visiones y ambiciones de pequeña estarlet.
Pobre, pequeña , dulce Norma Jean,
detrás de toda aquella mentira luminosa
te estaban enterrando.

Nosotros te mirábamos en la pantalla grande.
Hermosa, tan hermosa, como una rosa extraña.
Reías y cantabas y movías el cuerpo
como te habían dicho que lo hicieras.

Mas todo era un engaño.
Tú eras más verdadera en tu belleza
con tu rostro desnudo de maquillaje y sombras,
con tu cuerpo de niña que creció demasiado.

Te descubrimos tarde, ay, demasiado tarde.
(Sólo el cabello rubio, bajo la tela blanca),
y ese día, estremecidos y sin voz lloramos,
oh dulce Norma Jean, y rogamos por ti.


Pino Betancor (1928-2003)