sábado, 14 de marzo de 2009

Sin hijo

Frederick Daniel Hardy (1826-1911)


Era la madre de un niño,
de un niño que deliraba;
eran sus ojos dos fuentes
y los del hijo dos llamas.

“No rías, hijo, no rías,
¡que me partes las entrañas!
Llora para que se enjuguen,
al verte llorar, mis lágrimas…”

“Aquel pajarito, madre,
que tiene el pico de plata,
el cuerpo de azul de cielo,
y de oro fino las alas…”

Calló el niño, y quedó quieto,
las pupilas apagadas:
como quedan en el nido
polluelos que el cierzo mata.

Y dudando si dormía,
viendo que ya no lloraba,
besó la madre la boca
de un cuerpecito sin alma.

Desde entonces, cuando trinan
las aves en la alborada,
mientras que cantar las oye,
ella ríe, llora, canta:

“Aquel pajarito, madre,
que tiene el pico de plata,
y el cuerpo de azul de cielo,
y de oro fino las alas…”


Antonio Ros de Olano (1802-1887)