
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Navidad 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010
Por tu silencio azul

domingo, 28 de noviembre de 2010
El lamento

domingo, 21 de noviembre de 2010
Barquita sureña

domingo, 14 de noviembre de 2010
No me quites las canas

domingo, 7 de noviembre de 2010
Que no se acabe nunca

domingo, 31 de octubre de 2010
El felino y los perros

domingo, 24 de octubre de 2010
Tú eras el huracán…

domingo, 17 de octubre de 2010
Amanecer na quintana

domingo, 10 de octubre de 2010
Sol amigo

domingo, 26 de septiembre de 2010
Llamada

sábado, 18 de septiembre de 2010
Oleajes

domingo, 12 de septiembre de 2010
Bosque

domingo, 5 de septiembre de 2010
Río Duero, río Duero...

domingo, 29 de agosto de 2010
La higuera

domingo, 22 de agosto de 2010
Nocturno de los potros

domingo, 15 de agosto de 2010
Dice la fuente

domingo, 8 de agosto de 2010
El Ángel Guardián

domingo, 1 de agosto de 2010
Es una antorcha al aire esta palmera…

domingo, 25 de julio de 2010
Al mar

domingo, 18 de julio de 2010
Balada

El pasó con otra;
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!.
El va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!
El besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!
El irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiere callar.)
¡Y él irá con otra
por la eternidad!
domingo, 11 de julio de 2010
Me voy

Me voy leve, en silencio, como el atardecer,
poco a poco, sin prisas, en busca de tu ausencia,
arrastrando mi pena transformada en querencia
de ese amor sin retorno, anhelo del ayer.
Los recuerdos persisten, no se olvida el querer,
ni se olvida ese ansia convertida en demencia,
sin poder eludirla, presa de la conciencia,
no aceptando la causa, sabiendo sin saber.
Me perderé del todo, sin rastros y sin huellas,
fundida en la mañana desapareceré
pasando a formar parte del cielo y las estrellas.
Quizás en tus recuerdos por siempre viviré,
y si estás solo y triste me verás en aquellas,
cumpliéndose los sueños, el sueño que soñé.
Sofía Martínez Avellaneda
domingo, 4 de julio de 2010
El mar
Clarkson Stanfield (1793-1867)
El mar, el mar siempre ha sido
el que me quito el pesar;
siempre he olvidado en el mar
lo que en la tierra he sufrido.
Capitán: estoy herido
y a ver mi herida no acierto.
Me curo en el mar abierto,
voy un amor olvidando
y arribo después cantando
con otro amor a otro puerto
Alfonso Camín (1890-1982)
domingo, 27 de junio de 2010
La taza de Silesia
Walter Granville Smith (1870-1938)
En sus bordes los labios se detienen.
Es hermosa la taza,
con cenefa de rosas
y dorado filo.
Aromas de café, cantueso y menta, son más intensos,
porque la taza en honda.
La miro rosa a rosa,
y me produce gozo
el color y la forma;
el saber que otros labios
han podido apreciar este refugio,
que otros ojos se han deleitado.
Sobre la mesa no es un objeto más,
no es el adorno.
Lleva tras sí miradas,
manos
labios.
Quizás un último suspiro,
un último sorbo,
o el hastío de las tardes.
Dionisia García (1929- )
domingo, 20 de junio de 2010
Désir de rivage (El deseo de la orilla)
Peder Severin Kroyer (1851-1909)
El aire es una pluma plateada
que silenciosa pincela
en la calma flotante
el deseo de la orilla.
Qué delicadamente se vacían
las huellas en la arena….
¿Qué adónde van Anna y Marie?
Grávidas de poder secreto pasean
embebidas de mar y de cielo
hacia un horizonte limpio
de zafiros transparentes.
Atrás queda el bullicio apacible
en el pueblo de casitas amarillas,
como siluetas de sal avanzan
al recreo de una luz atardecida y vagarosa
ribeteando con sus faldas la lengua de arena.
Y con el primor que usaba la belleza
revelan en la cintura sus lazos,
la fraternal sustancia
de sus confidencias.
Mª Antonia Maroto Urones
domingo, 13 de junio de 2010
Oración
Alexander Andreevich Ivanov (1806-1858)
Perdóname Señor por mi pecado
de amar mucho, sin tino, sin recato,
Tu dictamen, humilde, siempre acato,
mas por favor acógeme a Tu lado.
Quiero marchar a ti, lo he meditado
pues no soporto más este mandato,
desánimo cruel en que me abato,
sólo quiero morir, triste mi hado.
Si decido marchar, perdóname,
mas no puedo seguir en mi amargura,
en mi desgracia cruel, acógeme.
Yo supe del amor, de su locura,
y loca me volví, entiéndeme,
una loca no sabe de cordura.
Sofía Martínez Avellaneda
domingo, 6 de junio de 2010
Balada a Norma Jean
Ricardo Asensio (1949- )
Rubia como la luz te descubrimos
un día, Norma Jean, y eras la luz.
Cuerpo desnudo en la más pura desnudez.
Los ojos azules, tan azules, de niña abandonada.
Pobre, pequeña Norma, tan sencilla,
como una rebanada de pan recién cocido,
como un vaso de leche dulce y tibia,
con tu risa de flor y limonada.
Creciste pobre y bella, e ignorante.
Para nuestro recreo y para tu desgracia.
Te desnudaron aún más, hasta la última
piel, sinceramente tuya, pura y cálida.
Te pusieron un nombre nuevo, una nueva risa,
diferente a la tuya, limpia y clara.
En tus suaves labios, pintados de granate,
la voz sonaba falsa.
Te cubrieron de pieles, de ceñidos vestidos,
Chanel nº 5, satén y muselinas.
Visiones y ambiciones de pequeña estarlet.
Pobre, pequeña , dulce Norma Jean,
detrás de toda aquella mentira luminosa
te estaban enterrando.
Nosotros te mirábamos en la pantalla grande.
Hermosa, tan hermosa, como una rosa extraña.
Reías y cantabas y movías el cuerpo
como te habían dicho que lo hicieras.
Mas todo era un engaño.
Tú eras más verdadera en tu belleza
con tu rostro desnudo de maquillaje y sombras,
con tu cuerpo de niña que creció demasiado.
Te descubrimos tarde, ay, demasiado tarde.
(Sólo el cabello rubio, bajo la tela blanca),
y ese día, estremecidos y sin voz lloramos,
oh dulce Norma Jean, y rogamos por ti.
Pino Betancor (1928-2003)
domingo, 30 de mayo de 2010
Caminos
Yo soñé un día caminos,
caminos de libertad.
Soñé caminos muy largos
donde poder caminar.
Recorrí algunos caminos
y encontré la soledad,
más no cejé en el empeño
y cogí otros para andar.
Recorrí dichos caminos
para empezar a buscar,
más no hallé lo que buscaba,
que era mi felicidad.
Fue al final de otro camino
que una voz me dijo sin más:
“No existen ya más caminos
para quien no quiere andar”.
Yo soñé un día caminos,
buscando algo más allá
y me encontré a mi mismo
camino de la verdad.
Patricio Nájera (1953- )
domingo, 23 de mayo de 2010
Estas cuatro paredes
Wilhelm Hammershoi (1864-1916)
Estas cuatro paredes
me envuelven blandamente, como un lienzo
tejido con espumas,
en las noches de cálidos recuerdos.
Por sus poros inertes
de ladrillo y cemento,
penetran las pupilas de la luna.
Y me miran, rozándome,
sus destellos de luz, nevadas plumas.
Por la espiral de plata de un anhelo,
intangibles imágenes descienden
y trenzan con mis sueños largas danzas.
Esas cuatro paredes me conocen,
más, mejor que yo misma.
Saturadas están de pensamientos,
de risas y de lágrimas.
Como la madreselva, perfumadas
intensamente, con mi propio aliento.
Empapadas del eco de mi voz
como una tierra fértil,
después de haber gustado largamente
húmedos pedacitos de las nubes.
Alimentadas con el pan constante
de mi presencia, alma,
y mi presencia, cuerpo,
palpitan en su carne muda y fría,
horas largas y azules de mis noches
pedazos de mis días.
Cristina Lacasa (1929- )
domingo, 16 de mayo de 2010
Su mirada
Teo Basterra (1961- )
Los ojos de aquella mujer
eran aleteos de manzanos
en la línea incompleta
de mi habitación.
Eran lluvia errante o un rayo de luz,
dos flores de lágrimas profundas,
un cielo herido,
islas a la deriva,
pupilas frágiles llenas
de palabras inolvidables.
¡Cuánta desnudez muestran sus ojos!
En el silencio.
Silencio que seduce y absorbe,
que no ignora los versos secretos
escritos con lápices romos,
con tinta de roja espuma eterna.
Y su sonrisa redondea la luz de la tarde.
Quisiera estar siempre
mirando los mismos ojos,
la misma luz dispersa,
inalcanzable y tenue.
Mi amor es demasiado
grande para esconderlo
en el corazón de un pájaro.
Mi amor es demasiado
pequeño para sus manos.
¿De dónde ha venido esta mujer
que da cobijo a todos los nombres?
Sólo la voz de su mirada
conoce los ecos de mi locura.
¡No la he amado bastante!
Teo Basterra (1961- )
domingo, 9 de mayo de 2010
Canción al niño pobre
Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682)
¡Ay, mi dolor pordiosero
tu voz y tu figura
me tienen robado el sueño!
Quiero cantar mi nana
al niño pobre y hambriento
que busca entre basuras
migajas de pan reseco.
Cantar quiero y canto
con los pulmones abiertos
para que entre despacio
aire puro y bien fresco.
Cantar quiero y canto
con las fuerzas que hoy puedo
a vosotros que tenéis
el corazón casi yerto.
¡Ay, mi dolor pordiosero!
Duérmete, mi triste niño,
con luz de tibios luceros
que los oídos del rico
están llenos de cemento.
Mientras tú padeces hambre
y tu destino es incierto
ellos tienen cada día
sus bolsillos más repletos.
¡Y dicen que hay equidad
y un buen dios justiciero!
pues que se deje de alturas
y baje a ras de suelo
y consuele para siempre
a mi niño pordiosero.
Quiero cantar muy fuerte
con las olas y los vientos
con las nubes pasajeras
con las flores de los huertos
con los jazmines nevados
con los rayos y los truenos
con las violetas del monte
a mi niño pordiosero,
aquel que tiene vacío
su corazón y su cuerpo.
Su corazón de amor
y su cuerpo de pan tierno.
¡Ay, mi dolor pordiosero
tu voz y tu figura
me tienen robado del sueño!
Miguel Correas (1947- )
domingo, 2 de mayo de 2010
El río enamorado
De la roca brotó tímidamente,
miró al sol, asomando la cabeza,
poco a poco mostró su gran destreza
resbalando por ella dulcemente.
El agua cristalina, mansamente,
aumentó su caudal y su nobleza,
se convirtió en un río, sin pereza,
que jubiloso fue al mar alegremente.
El mar, que era mujer, le recibió,
mezclándose la sal con la dulzura
que el río como amante le ofreció.
Y abrazados los dos con gran ternura,
a la sal de su amada se entregó
por siempre y para siempre en su ventura…
Sofía Martínez Avellaneda
domingo, 25 de abril de 2010
Aquellos pinceles
Miro los viejos pinceles usados,
gastados de crear vida y esperanza
sobre la tela azotada por años
de olvido, endurecido y frío
que construye mi piel envejecida.
Quiero sentir de nuevo el vigoroso
aroma de óleo fresco y trementina,
de trapaza manchada de pintura,
de humo gris de cigarro encendido,
de tu cuerpo claro y desnudo.
Quiero que la música me acompañe
en el loco deseo de alcanzarte,
y que el color llene de luz tus ojos,
y que tu melancólica belleza
se irradie en el aire y en los sueños,
y la pintura mía quede prendada
de tu boca, de tu ombligo y tus senos.
Pintura inacabada, lienzo aún blanco,
paleta de pintura acumulada
que el polvo, insensible a los sueños, mata.
Pinceles sucios ha tiempo olvidados,
pinceles de sueños inacabados,
pinceles de pobre juventud ya ida,
pinceles solitarios, secos, yermos.
Pinceles que deseo tomar de nuevo
y manchar mis torpes dedos cansados
de no crear, de estar y no ser nada.
domingo, 18 de abril de 2010
En que da moral censura a una rosa, y en ella a sus semejantes.
Alberto Morago (1957- )
Rosa divina que en gentil cultura
eres, con tu fragante sutileza,
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida
de tu caduco ser das mustias señas,
con que con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas!
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)
domingo, 11 de abril de 2010
Serena madurez
Louis Charles Moeller (1855-1930)
Seguimos siendo dos, nada ha cambiado
a pesar de los años transcurridos,
de los sueños ganados o perdidos,
de la vida, mi amor, que hayamos dado.
Seguimos siendo dos, solo ha menguado
la pasión juvenil que antaño fuera
fecundo amanecer, la primavera
que hoy pueblan ya las flores otoñales.
Y es tierno atardecer tras los cristales
de nuestra unión serena y placentera.
Mario Martínez (1949- )
domingo, 4 de abril de 2010
Balada de la estrella
Alfred Stevens (1828-1906)
-Estrella, estoy triste.
Tú dime si otra
como mi alma viste.
-Hay otra más triste.
-Estoy sola, estrella.
Di a mi alma si existe
otra como ella.
- Si, dice la estrella.
- Contempla mi llanto.
Dime si otra lleva
de lágrimas manto.
- En otra hay más llanto.
- Di quién es la triste,
di quien es la sola,
si la conociste.
- Soy yo, la que encanto,
soy yo la que tengo
mi luz hecha llanto.
Gabriela Mistral (1889-1957)
domingo, 21 de marzo de 2010
Cumpleaños
Pablo Ruiz Picasso (1881-1973)
Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mi, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.
Ángel González (1925-2008)
domingo, 14 de marzo de 2010
La silla que ahora nadie ocupa
Iván Quesada
Con la vista clavada sobre la copa
se halla abstraído el padre desde hace rato;
pocos momentos hace rechazó el plato
del cual apenas quiso probar la sopa.
De tiempo en tiempo, casi furtivamente,
llega en silencio alguna que otra mirada
hasta la vieja silla desocupada
que alguien, de olvidadizo, colocó en frente.
Y, mientras se ensombrecen todas las caras,
cesa de pronto el ruido de las cucharas
porque insistentemente, como empujado
por esa idea fija que no se va,
el menor de los chicos ha preguntado
cuándo será el regreso de la mamá.
Evaristo Carriego (1883-1912)
domingo, 7 de marzo de 2010
Mujer en el andén
Paul Delvaux (1897-1994)
Mujer en el andén, quemando esperas,
en pausado, monótono paseo,
qué callada quietud de mausoleo
alza a tu alrededor densas barreras.
Las horas se suceden, desesperas;
trenes en reincidente martilleo
de frenos, llegan y se van; flirteo
de nostalgia y pesar. Ah, si supieras….
Si supieras que no habrá pasajero
ávido rastreando el hervidero
del gentío, buscando tu semblante.
Si supieras qué tarde es ya en tu día,
cómo viene la noche, tan sombría,
qué distante está el alba, que distante.
Francisco Álvarez Hidalgo
Nota: Gracias a Carmensabes por proporcionarme este cuadro de Paul Delvaux.
domingo, 28 de febrero de 2010
Con tacones altos
David Shterenberg (1881-1948)
Y yo llevaba un gorro
muy moderno. Parecía
una extraña cazuela.
Unos tacones leves y muy altos.
Un abrigo atrevido.
Unos guantes y un bolso de color avellana.
Los labios y los ojos pintarrajeados.
No debía de ir mal.
Las mujeres
volvían la cabeza
para mirar la hechura del abrigo.
Los hombres….
Pero yo,
bajo la piel y aquella vestidura de comparsa,
llevaba otro ropaje de un tejido muy denso. Era de angustia.
Y añoré
mi pelo suelto, mis zapatos bajos,
mi abrigo deportivo,
mi tez morena, solamente al agua.
Tú me veías, Dios. Y cómo hablamos.
Yo te decía
que estaba muy ridícula con todo aquello.
Tú dijiste que si.
Y compartiste
el tan amargo leve movimiento
de mis labios oblicuos.
María Elvira Lacaci (1928-1997)
domingo, 21 de febrero de 2010
Hoy no puedo morirme
Evelyn de Morgan (1855-1919)
Hoy no puedo morirme.
Lo siento, mas no tengo
tiempo para perderlo con tus pequeñas cosas.
He dejado inconclusas
mil emociones nuevas que no admiten demora,
ilusiones tardías que buscan en el alma
rincones donde asirse,
recuerdos que he logrado
rescatar ayer mismo de la esquiva memoria.
Aún debo mis disculpas
a varios conocidos a los que sin quererlo
herí con la torpeza de mi arrogancia altiva,
con el gesto iracundo
o la injusta palabra.
Aún debo aclarar cosas que a menudo me inquietan,
como si Dios existe
o la verdad es eterna,
si fue feliz mi vida, si mereció la pena
tribulaciones, llantos,
tanta renuncia expresa que atrás fuimos dejando.
¡Que no puedo morirme!
¡Me da igual si te empeñas!, tengo fechas pendientes.
Quiero ver como un día trepa la verde hiedra
que sembré la otra tarde a la sombra del patio.
Quiero saber si el nido del árbol de la plaza
que despobló el invierno,
se llena de gorriones allá por primavera.
Y tengo que decirle a mi mujer te quiero
más de doscientas veces,
todas las que el silencio de una manera absurda
me congeló en los labios;
y decirle a mis hijos
que es el amor quien dicta cada paso que he dado,
y saberlos felices en un mundo que luce
fanal de desencantos.
Tengo varios poemas a falta de unos versos,
un corazón que siente,
una mente que piensa,
y unos viejos oídos que esperan derretirse
cuando oigan la dulzura de la palabra abuelo.
Así que ya ves, muerte, no es el mejor momento.
Marcha y vuelve otro día,
cuando pase algún tiempo,
cuando me sienta inútil
y tenga el alma toda repleta de silencios.
Mario Martínez (1949 - )